El ministro Wert tiene un serio problema: no engaña a nadie, pese a que lo intenta. Si no lo intentara, si fuera sincero, si nos comunicara desde el principio cuáles son sus objetivos, es probable que tuviera los mismos apoyos y detractores, pero al menos ¡todos apreciaríamos su sinceridad! La propuesta que nos lanza en torno a las becas es un gran paso en la construcción de un modelo educativo clasista que, francamente, no tiene precedentes (o no los he encontrado). Hasta en el más crudo franquismo se destinaron becas para que el número de estudiantes creciera, dado que se percibió la necesidad de ampliar la base formativa de la sociedad para poder construir una economía más sólida. El ministro defiende su propuesta atendiendo a la necesidad de fortalecer la excelencia y premiar el esfuerzo, y nos recuerda que las becas son fondos públicos que han de ser escrupulosamente controlados. Y todo esto en ese tono agresivo pero tranquilo que le es característico; creo que merece una respuesta a la altura.
Becas y rentas
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